El virus Zika, que se ha extendido como la pólvora por América Latina, amenaza con paralizar los Juegos Olímpicos. Y no porque la organización quiera, sino porque los deportistas tienen miedo al contagio.
Si ya anunció Mireia Belmonte, la nadadora española, que si el virus no remite se planteará no acudir al evento más importante del deporte, el atletismo también se ha puesto en vilo tras la polémica. Asaltan las dudas a la mínima, y es que no es para menos.
Hay científicos que incluso afirman que tiene elementos degenerativos que podrían heredarse genéticamente. Y para los países con una escasa estructura sanitaria, esto es todo un riesgo. De hecho, Kenia se ha planteado no acudir (en su totalidad) a los Juegos de Río de Janeiro si nos toman medidas drásticas.
Los atletas estadounidenses no se han quedado atrás en las presiones a la organización, y han declarado también su debate profesional en torno a acudir o no a la cita. En palabras de la federación norteamericana, “a las federaciones se les dijo que nadie debería ir a Brasil si no se sentían cómodos yendo”.
La polémica solo acaba de empezar.